¿Merece la pena aguantar la legislatura?
El miércoles el Gobierno sufrió una dura derrota parlamentaria que obliga a reflexionar acerca de si merece la pena aguantar la legislatura con los débiles apoyos existentes o es momento de rendirse.
El pasado 22 de enero el Gobierno sufrió la que tal vez ha sido la mayor derrota parlamentaria desde que la legislatura echó a andar (frágilmente) en el verano de 2023.
De golpe, y con tan solo un par de votaciones, la coalición progresista veía como importantes medidas de su programa, previamente aprobadas por decreto hacía unas semanas, decaían1 tras no lograr los apoyos de la derecha parlamentaria: PP, Vox y Junts (en algún caso también PNV) rechazaron medidas tan importantes como la prórroga del Salario Mínimo Interprofesional2, la revalorización de las pensiones o dar continuidad a los descuentos en el transporte público o a la prohibición de desahuciar3.
Aunque las consecuencias son evidentes en lo material (imagínate cobrar 1.134€ gracias al SMI y que, en lugar de aumentarte tu salario en 50€ (se está negociando), de repente te duplican el precio de tu abono transporte) las derechas van a quedar impunes porque ganarán las narrativas mediáticas señalando que la culpa es del Gobierno por colar todas estas medidas en decretos omnibus4.
Sin embargo, la no aprobación de las medidas puede tener consecuencias de más calado, que creo deben llevar a tener una reflexión estratégica sobre los efectos de estas derrotas tácticas. Y es que ¿está la legislatura perdida? ¿merecen la pena dos años más de agonía donde apenas se puede gobernar?
Estas preguntas fueron rápidamente lanzadas en mi oficina en cuanto se conoció el resultado de las votaciones. Rápidamente se establecieron dos posturas, siendo ambas razonables y que revelan la debilidad política de la izquierda en estos momentos.
La legislatura está muerta
La primera corriente es la de los que creemos que la legislatura está muerta si esta derrota en el Congreso se repite en un par de meses con el rechazo a los Presupuestos Generales del Estado 2025.
Entendemos que es hora de asumir que en el Congreso de los Diputados la mayoría es de derechas, que la alianza entre izquierdas y nacionalistas conservadores vascos y catalanes no se sostiene y que aguantar pase lo que pase nos debilita más de lo que nos fortalece.
Mi punto de vista es que estratégicamente es mayor el daño de seguir gobernando en la nada que ir ya a elecciones porque imagino un futuro donde no hay victorias políticas de aquí a 2027 y en el mientras tanto se siguen malgestionando crisis como la de la vivienda, la gente teniendo la sensación de que todo va mal y la inflación se come las mejoras del empleo y la derecha mediática solo habla de Begoña Gómez, Ábalos y otros temas que se les vaya ocurriendo y ¡oh cielos!, en 2027 la hostia electoral combinada en municipales, autonómicas y generales puede ser de escándalo. No creo que estemos preparados para ese escenario y, si se pierden los PGE 2025 lo mejor es ir ya a elecciones y asumir el golpe, lamernos las heridas en la oposición y repensar la izquierda institucional y social en esta época de extrema derecha tecnofeudalista con la vista puesta en las autonómicas y municipales de 2027. Es mejor preparar esa cita con ideas nuevas y caras frescas que esta agonía de nadar tras el naufragio de la legislatura y terminar muriendo en la orilla en 2027.
Aguantar por los que no pueden defenderse
La otra postura es aguantar pase lo que pase en defensa de los que menos tienen. Es la visión idealista-pragmática frente a la realista-pragmática expuesta anteriormente. La tesis es que cada día que PSOE y Sumar están en el gobierno es un día menos en el que Feijoó y Abascal hagan el mal aprobando decretos para expulsar migrantes, derogan la ley trans, paralizan la lucha contra el cambio climático y cuaquier otra barrabasada trumpista que puedan imitar de EEUU.
Es, sin duda, una realidad que no puedo obviar, y es que este blog se escribe (y seguramente se lea), desde una mirada blanca, masculina y cishetero. Por ello, yo no voy a sufrir en la misma medida las consecuencias del neofeudalismo de la derecha, por lo que a mí me es más fácil apostar por ir ya de ya a elecciones y rearmarnos desde la oposición que para una persona migrante en situación irregular, cuando justo este año debería aprobarse un proceso de regularización de extranjería que podría cambiar para mejor su vida.
Entonces ¿qué?
Absolutamente todo pasa, tarde o temprano, por la urgente necesidad de construir horizontes de esperanza que nos lleven a ganar elecciones (o perderlas flojito). Hay que aprovechar estos años, desde donde se esté, para construir narrativas sociales hegemónicas, que hagan que la gente quiera creer en un proyecto progresista. De nada sirve ir a la oposición si no se logra eso, de poco sirve permanecer en el gobierno si no se logra eso.
Afortunadamente, yo no voy a estar ni cerca de quiénes tienen que tomar la decisión de si vamos ya a elecciones o seguimos esta agonía, así que ese peso que me quito. Pero lo que no se puede evitar es la responsabilidad que tenemos para construir un mundo mejor militando, yendo a manis, escribiendo, compartiendo posts, cada uno en su medida, para que cuando toque pelear las elecciones estemos preparadas para ese momento y también para el día después.
No obstante, sigo apostando a que Junts va de farol y tiene más que perder que ganar con un gobierno de PP+Vox y por tanto en el último minuto, en fuera de juego y con la mano, Pedro Sánchez marcará otro gol inimaginable y seguirá siendo Presidente, pero ese escenario es hoy menos probable que hace dos semanas. Por ello, creo que lo que ocurrirá es que el Gobierno sacará adelante y una a una casi todas las medidas que pretendía aprobar esta semana de golpe, quedándose fuera seguramente las relativas a gravar con impuestos a grandes empresas que se están beneficiando de la inflación (que PNV y Junts vetarán).
Los reales decretos son normas con rango de ley que aprueban los gobiernos para funcionar, pero que luego deben convalidarse por el Congreso de los Diputados para dotarlas de legitimidad. Si son rechazadas, la política pública que impulsaba el decreto deja de existir.
El SMI en España está regulado por reales decretos, lo que en esta ocasión provoca una curiosa laguna sobre si sigue en vigor el SMI de 2024 o, al no prorrogarse el decreto, de repente es legal trabajar gratis en España. Esto evidencia un importante vacío legal producto de que ningún gobierno se haya molestado nunca en aprobar una Ley que regule el SMI, propuesta que defendemos algunas organizaciones. En cualquier caso, la lógica me dice que si una empresa decidiera bajar los salarios hasta niveles de cuasiesclavitud aprovechando el vacío normativo entiendo que perderían cualquier juicio que pudiera darse con la denuncia de las personas trabajadoras, así que todo quedará igual en este caso.
Esta prohibición debe ser el mayor mito legislativo de la historia porque no cesan los desahucios, pero bueno, ahí está.
Una ley/decreto omnibus es literalmente lo que sucede en el capítulo de Los Simpson donde Krusty es Senador de EEUU y cuelan una enmienda random en un proceso legislativo, es decir, meter muchos temas muy diferentes en una misma norma para obligar a que si te quieres que salga X votes a favor a de una ley en la que también se dice Y, siendo Y algo que no quieres que se apruebe. Al Gobierno le ha salido rana la jugada normativa de agrupar subidas de impuestos con ayudas a gente vulnerable, subidas de pensiones, etc.
¡Hola!
Pues me alegro de que está cuestión salga ya. El debate tiene su aquel, desde luego. Yo creo que cada día que pasa (haya o no presupuestos Generales del Estado) las expectativas electorales del PSOE son peores.
Y creo que esto se debe a que la imagen de Pedro Sánchez está profundamente deteriorada, se deba esto a un relato mediático de la derecha o a su afición por hacer chapuzas parlamentarias, o simplemente a que su debilidad le obliga a pactar todo y a todas horas.
Así que quizá, a lo mejor sería parar el reloj, poner a Junts delante del espejo, y sobre todo dejar a Núñez Feijóo él solito, frente a Ayuso y Voz, para ver qué es capaz de hacer. Y como comentas, rearmarse con otro candidato o candidata y pasar unos añitos en la oposición. Pero también la izquierda a la izquierda del PSOE tiene que hacer una reflexión muy seria sobre lo que quieren ser de mayores.
El riesgo de esta opción es que finalmente el PP se ve arrastrado por la ola de extrema derecha y al final nos encontramos en un escenario a la "Meloni" o peor, en el que de facto, acabemos gobernados por los think thank más radicales.
Gracias por sacar el tema a la palestra.
Sin duda el gran riesgo lo señalas al final. En este momento histórico cada derrota puede ser perder la democracia tal y como la conocemos. No es como pasar de Zapatero a Rajoy, es mucho mayor el peligro.